miércoles, agosto 30, 2006

El Color en la Arquitectura y el aporte de esta en la educación.

Todos creemos que los colores no manifiestan expresiones específicas.

De alguna forma a todos nos interesa el color y cada uno tiene sus propias ideas de cuales nos simpatiza o crea antipatías, o mejor dicho nos proporciona agrado o desagrado. Pero por lo general todos percibimos una reacción física ante la sensación que produce un color, como el frío de una habitación pintada de azul o la de calor en otra pintada de rojo.

En el análisis psicológico de los colores, los calidos se consideran como estimulantes, alegres y hasta excitantes, y los fríos se consideran tranquilos, sedantes y en algunos casos deprimentes.

Aunque todo esto es subjetivo, existen investigaciones que demuestran que la mayoría de estas sensaciones son inconcientes y tienen relación con asociaciones a la naturaleza.

Es necesario llevar este análisis a la ciudad, lo cual nos demuestra que el color implica mucho más que su simple aplicación en lo urbano, ya que esto no solo se percibe con los ojos, sino con todo el pasado, la historia y la concepción que se tenga del mundo. El color es un hecho cultural y se percibe en toda la urbe. Por lo general estas representaciones de color son más bien comunicativas y simbólicas.



Escalera y mural en Cerro Cordillera, Valparaiso

Mural en Cerro Cordillera, Valparaiso


Se dice que el color es determinante de la identidad urbana, este genera diferenciaciones con respecto a otras culturas y las identifica.

El color en la arquitectura es sumamente importante, ya que juega un papel en el curso de la vida de las personas y estos en su conjunto ayudan a asegurar una vida normal. Por esta razón la importancia que se le debe de dar al diseño del proyecto, el que sea, debe tener extrema concordancia con lo que se desea lograr o expresar.

Uno de los factores importantes de este análisis es poder estimular la Arquitectura Educacional, y por ende transportar todo lo aprendido a este tipo de diseño y mejorar gracias a los estímulos de los colores nuestra Educación a nivel de forma y espacio.

La ambientación de los lugares debe responder a normas, las cuales den una sensación de calma, que facilite la concentración y estimule la eficiencia y rendimiento de los agentes internos.

Se debe considerar la calidad de la luz (natural o artificial) y la reflexión que esta otorga a las superficies coloreadas evitando así los efectos de deslumbramiento.

La temperatura del ambiente debe contrastarse para hacer más confortable psicológicamente el espacio, por lo tanto, si la misma es elevada debe optarse por colores fríos y elegir tonalidades calidas si se trata de temperaturas bajas.

A su vez las dimensiones del lugar pueden aumentar o disminuirse visualmente con el empleo del color. Un color claro y único contribuirá a agrandarlas y los opuestos para espacios mas elevados.

Los colores puros son siempre insoportables; un azul intenso es deprimente, un amarillo puro agobia y un rojo brillante crea máxima excitación. Los suaves verdes, rosas, marfiles, cremas, oros, que sean claros y neutros producirán una sensación fresca y crearan mas el ambiente propio para la estabilidad emotiva. Los colores puros solo se deben utilizar en superficies de pequeñas dimensiones y habrán de ser armonizados con otros colores.

Claramente tenemos un campo muy interesante de exploración con respecto al color en el diseño espacial de proyectos educacionales y de cualquier índole. Depende solo de nuestra creatividad y el conocimientos de estos para así crear una arquitectura que motive y cree un lugar que simpatice con los agentes involucrados en estos proyectos y así aportar soluciones claras a la problemática existente de nuestra educación.

Faculatd de Arquitectura, Arte y Diseño Universidad Diego Portales

Escuela Francisco Ochagavia y Elvira



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martes, agosto 29, 2006

Línea 4A, ¿integración o segregación del Territorio?

La Línea 4A del Metro de Santiago, que conecta las estaciones Vicuña Mackena (L4) con La Cisterna(L2), integrando a la red las comunas de San Ramón y La Granja. Tramo que permitirá ir desde La Cisterna a La Florida sin pasar por el centro de Santiago y en sólo 12 minutos, siguiendo el trazado de Américo Vespucio.

Hasta el momento ha sido un ejemplo de lo que pasa lejos de la atención de los medios: una autopista que ofrece movilidad al resto de Santiago pero que niega la conectividad al terreno urbano por donde pasa, dejando una cicatriz muy amplia. Lo que uno esperaría de esta obra (estaciones del metro), es que su diseño ayudara a unir estos dos terrenos y así conectar los sectores que se ven perjudicados, previniendo el crecimiento desigual de uno o del otro (lo que paso con la creación de la Autopista Central, la cual separa el Centro de Santiago y forma dos polos de desarrollo muy distintos entre si, por ejemplo el lado Este es un sector altamente evolucionado y muy activo económicamente, en cambio el lado Poniente se estanca y a sido muy difícil poder recuperarlo). Este diseño es mas bien un corroborar lo anterior y no una solución al problema, todo esto gracias a sus enormes muros de hormigón, los cuales generan una barrera visual y espacial demasiado fuerte. Solamente la conectividad norte-sur de la comuna completa está dada por pasarelas y algunos pasos bajo nivel de las calles más importantes, lo que pone más en duda al proyecto y su escaso interés por generar soluciones más integrales.



estacion del metro


pasos bajo nivel y pasarelas


Ojo con la evolución de este tema, ya que a simple vista se ven las fallas del diseño y su poca planificación a su entorno más cercano.
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lunes, agosto 28, 2006

ARQUITECTURA CHILENA

¿Evolución? Lo público o lo privado ¿o las dos?

Claramente, que en Chile es lo privado, como señala el arquitecto español Luis Fernández Galiano, el bienestar arquitectónico chileno se ve reflejado mayormente en los espacios privados de la ciudad (casas, edificios corporativos y espacios culturales privados), asimilándose entonces más al modelo americano, en el que los privados van construyendo la ciudad, a diferencia del europeo, en el cual el Estado tiene una influencia importante dentro de la ciudad.

Esto nos señala entonces que nuestra arquitectura se presenta al habitante como objeto de diseño, el cual solo se observa, sino que además no interactúa con este y la ciudad, es más bien un ente individual que se plantea como tal.

Entonces ¿quiénes deben reflexionar en esta materia?, obviamente que en primer lugar los Arquitectos, los cuales crean esta arquitectura. Por esta razón es necesario dejar de preocuparse solamente por el edificio como tal (llenos de la ciudad), y preocuparse más por los espacios vacíos o espacios públicos, como se les quiera llamar.

Estos espacios vacíos, son los que conviven con la obra y le dan la importancia que este debe tener dentro de un marco mucho más grande e importante como es la ciudad, a la cual todos pertenecemos e interactuamos.

Otro agente importante de esta problemática es el Estado, ya que gracias a sus políticas y poca fiscalización, genera que entes privados intervengan de forma discriminatoria (caso de la comuna de Ñuñoa). Esta intervención provoca dejar de lado el espacio público y por ende a la “CIUDAD PUBLICA” (como debería manifestarse), la cual se transforma en meros espacios circulatorios (calles, veredas, avenidas, rejas, etc.), todas paralelas entre si. Esto se convierte en espacios solo para transitar (ir y venir), los cuales no generan en el ciudadano el habitar este espacio, el grado de pertenencia dentro de ese sector, el interactuar con este. Lo que para la arquitectura es esencial dentro de la ciudad.

Otra frase del arquitecto Luis Fernández que creo que manifiesta la realidad de chile, más específicamente de Santiago, es que este “crece como una mancha de aceite”, la cual coloniza el paisaje y finalmente lo descuida, teniendo cada vez a ciudades como Santiago más insostenibles.

Esto se refleja claramente en Ñuñoa, la mancha de aceite intenta ingresar a esta comuna, la cual se niega y se refugia en su naturaleza de comuna residencial-cultural. El boom inmobiliario que se ha dado en esta comuna (el año pasado se aprobaron 45 permisos de edificación para torres residenciales, de los cuales 35 superan los 10 pisos) genera la ruptura de la escala de esta, y rompe esta horizontabilidad. Claramente este tipo de edificios se insertan como había mencionado antes, como un ente individual que rompe con el régimen de la comuna y la IDENTIDAD de esta, palabra clave dentro de una ciudad.



Muchas de las personas que escogen estos espacios para habitar lo hacen con el anhelo de formar una vida, según las costumbres, valores y aspiraciones que se tienen. Sin duda, el lugar donde se vive, es parte de esta esencia, es consecuencia de lo que buscamos para poder sentirnos gratos. Si vivimos en un lugar que no nos acomoda o cambia de “formato”, es difícil de aceptar. Respetar y convivir entre lo que se quiere realizar como “comercio” y lo que quieren los habitantes del lugar, debe ser un paso primordial, antes de comenzar una construcción o la creación de una nueva obra.

¿Somos los arquitectos, los encargados se tomar estos factores en cuenta?
Claramente, ya que somos los encargados de diseñar estos espacios, los cuales generan diversos comportamientos a nivel individual como colectivo, y por ende somos capaces de destruir comunidades con nuestra forma de proyectar o mejor aún, ayudar a estos grupos a tener una mejor calidad de vida.

Verónica Adrian, arquitecta y vocera del movimiento contra este tipo de edificaciones en Ñuñoa, manifiesta que:
“El concepto de vivienda de gran altura aparece como un contrasentido respecto del tejido urbano dominante - de fachada continua y baja altura - pues promueve un sistema habitacional anónimo, hermético, parapetado y dependiente del vehículo particular. Por si mismo niega toda posibilidad de interacción social en el barrio, son entidades que se suman pero no se integran.”
“Estamos asistiendo a una verdadera masacre urbana en la comuna de Ñuñoa, gran parte de su patrimonio urbano arquitectónico está cayendo bajo la picota del negocio inmobiliario, el cual ha encontrado un más que favorable nicho en el contexto actual de la planificación urbana de la comuna, con un Plan Regulador absolutamente permisivo, pues promueve la liberalización de alturas de edificación en la mayor parte de los sectores históricos de su territorio.”
Gracias a este tipo de intervención arquitectónica se destruye el patrimonio arquitectónico existente, se debilita el tejido social, se disminuyen los niveles de asoleamiento debido a las alturas de las torres, las cuales privan de áreas verdes, gracias a sus zócalos, los cuales están destinados a estacionamientos, por ende no permiten que crezcan árboles. El comercio de barrio, el cual está muy arraigado en esta comuna se pierde, ya que los edificios construidos se retranquean respecto de la línea de edificación.

Pero surge en mi una pregunta, ¿Esto es un proceso evolutivo normal de una ciudad? A veces creo que si, y en el caso de Ñuñoa ¿se debería nombrar esta comuna como zona de alta densidad y regular de una vez por todas?, creo que seria una buena alternativa si estuvieran todos los agentes pertenecientes a este problema, y aportaran a esta regularización, ya que todos tendríamos claro que es lo que se esta haciendo y lo que se va a hacer. Pienso que regular y fiscalizar es la mejor opción para este tipo de irregularidades.

Julio Alegría, presidente del Colegio de Arquitectos sostiene que se afectara la calidad de vida de las personas si se sigue privilegiando criterios económicos al definir la construcción de edificios en altura. La actual política de densificar la población hasta 150 habitantes por hectáreas privilegia criterios mercantiles y deja de lado la calidad de vida. La capacidad vial colapsara con este criterio.

Por esto es de suma importancia que la población se manifieste sobre este tema y empiece a ser un ente importante en la modificación del plano regulador de su municipio, el cual se puede modificar por partes, si fuese necesario.

Si las empresas inmobiliarias dejaran de pensar solamente en lo económico (sin olvidar, que esta es su naturaleza, ya que están constituidas para emprender actividades y rentabilidad) y destinaran un porcentaje a solucionar problemas que tienen relación a sus diseños arquitectónicos, pienso que bajarían los niveles de descontento en la sociedad.

Otro ejemplo claro de este tema es la edificación de dos torres en Plaza Las Lilas, comuna de Providencia, el cual será un proyecto de viviendas de alta densidad. La pregunta aquí vuelve a ser la misma, ¿Cómo renovar zonas consolidadas de la ciudad, para dar cabida a una demanda de personas que buscan vivir en este lugar?, sin olvidar que hay que mantener el conjunto armónico, los valores y bondades que otorgan estos barrios. Entonces ¿Cómo renovamos con viviendas?. Este proyecto se define como dos torres de altura superiores a 12 pisos, los cuales estarían en un contexto inmediato a la plaza. La manera más eficiente de activar este programa es con gente que los pueda utilizar, o sea intervenir el terreno dándole más importancia a los espacios vacíos y no a los dos edificios. Suena un poco contradictorio pensando que este es un proyecto, el cual se crea para dar mejor rentabilidad a la inmobiliaria, pero creo que es la mejor opción para darle el carácter que quieren los vecinos del sector y por quienes han dado la lucha.


En este texto hemos dejado de lado la vivienda social, la cual está muy en contraposición con la vivienda que se diseña para personas con status sociales más elevados, ya que esta se vanagloria por su arquitectura y la otra, muchas veces, no tiene de esta. Es más bien un proyecto numérico para llamar la atención de la población y así tener mas adhesión. La vivienda social chilena deja mucho que desear y se nota a grandes rasgos que sus diseños no intentan solucionar el problema de la comunidad que las habita.


Hay quienes se plantean que la Arquitectura Chilena está en muy buen nivel, entonces yo me pregunto, si la arquitectura tiene un nivel elevado, ¿Por qué la arquitectura de vivienda social esta tan mal diseñada? Pero vuelvo a mi primer pensamiento y veo que esto solo es un asunto de números, de sacar la calculadora y empezar a sumar cantidades.

Pero los Arquitectos ¿Somos entes numéricos? o ¿Intentamos aportar soluciones a la sociedad? Con esta pregunta pienso y logro ver un grado de esperanza, y recapacito. Entonces, imagino una arquitectura con mayor identidad, que interactué positivamente con sus habitantes. Veo una evolución importante, que sigue a la par con otro tipo de arquitectura chilena y me invade una sensación de ilusión, pensando, quizás, que esto en algún momento puede dar un giro importante dentro de la realidad actual de nuestro país, especialmente en la capital.

Pienso que ese seria el anhelo de todos y debería ser nuestro escenario.

Volviendo a la participación del Estado en la creación de proyectos para satisfacer las necesidades de la sociedad, cabe destacar algunas iniciativas que favorecen a la Arquitectura Chilena, ya que además de buenas, son concientes con el espacio público y logran incentivar a la comunidad para habitarlos e inundarse de ellos:


-Biblioteca de Santiago



La definición de estado dice: “entidad política que preside los destinos colectivos de una sociedad y que ejerce, por esta razón, el poder legal”. Si esta es la definición con la cual nosotros debemos sentirnos reflejados o acogidos ¿Cumple el Estado con su deber social?
La administración debe ser colectiva y no selectiva, no solo se pueden tomar en cuenta o considerar los intereses de unos, los más influyentes de la sociedad, o los que cuentan con más poder adquisitivo, por el contrario el eje primordial debería ser, instaurar políticas necesarias para asegurar el bienestar de todos los ciudadanos de este país.


La realidad que hoy vivimos, dista mucho de esta definición. Parece que todas estas políticas son solo palabras. No resulta lógico que se diseñen y construyan “casas”, inhabitables, humillantes, desprovista de todo lo que es necesario para vivir en condiciones humanas. Espacios reducidos, insertados en la nada, ubicados en la periferia, manteniendo el hacinamiento, que se intenta erradicar.


Lamentablemente las apremiantes necesidades habitacionales de los sectores más pobres, y su imposibilidad para acceder al crédito privado para la adquisición dé este bien, se traducen en una gran demanda por las viviendas sociales ofrecidas por el Estado.
Debido a la masividad y urgencia de las demandas existentes y los recursos destinados y disponibles, se hace necesario focalizar de manera adecuada los recursos. Lo que no nos indica que deba ser de mala calidad o en condiciones inoperantes.


Hoy, da la impresión que el problema se reduce a una tarea lenta, de largo plazo, que permita superar paulatinamente las carencias acumuladas, y a la construcción de un sistema técnicamente justo y eficiente.


Laura Gómez Chaparro, afirma que: “Otra de las debilidades del modelo de política habitacional vigente, es la forma que asume la intervención del territorio comunal, donde el factor costo-suelo es el elemento principal de decisión para la localización. Siendo tarea prioritaria el cumplimiento estricto de metas cuantitativas, cobra vital importancia el menor costo posible de la vivienda, que permita construir el mayor número de unidades posible. En este marco, el suelo, insumo primordial de producción, deberá entonces satisfacer este requerimiento”
Y volvemos a lo mismo “el costo”, piedra de tope en todas las decisiones del Estado y aún cuando el modelo actual es eficiente en términos del máximo aprovechamiento de los recursos, es claramente débil en la respuesta que es capaz de dar a cada familia, y resulta extremadamente violento para la comunidad, la que debe aceptar la irrupción masiva de familias procedentes, en su mayor parte, de localidades muy distintas, en un espacio que les es propio.


Pero no sirve de nada el pesimismo, es mejor mirar la realidad de frente e intentar realizar acciones para poder cambiarlas.

La arquitectura se define como “el arte de proyectar y construir según reglas técnicas y cánones estéticos determinados” y el arquitecto es quien concibe esta creación.
Por lo tanto nosotros tenemos mucho que opinar, mucho que aportar. Detrás de una nueva construcción, existe una persona, un arquitecto que coloca parte de su esencia en lo que está diseñando, por lo tanto resulta algo desalentador revisar esta realidad.

Chile es un país que crece, que cambia, que intenta evolucionar. Y este contexto solo nos muestra que no estamos preparados.

Debemos lograr una comunión entre los recursos que existen y lo que debemos hacer. Pensar en que son nuestros compatriotas los que habitaran estos lugares y que ellos merecen un lugar digno y favorable para vivir.

Sólo entonces, será la ciudad el espacio amable que estimula las potencialidades, desarrolla las habilidades, y la compromete con aquellos sectores que la integran, reconociendo y asumiendo las particularidades de los más débiles.

Aunque, en la arquitectura, sus medios puedan consistir en muros, forjados, columnas, techos y demás elementos constructivos, su fin es crear espacios con sentido donde los seres humanos puedan desarrollar todo tipo de actividades. Es en el "tener sentido" en que puede distinguirse la Arquitectura (como Arte) de la mera "Construcción". Así como esta es capaz de condicionar el comportamiento del hombre en el espacio, tanto física como emocionalmente.


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